jueves, junio 16

Correr con calor

Siempre me ha gustado correr con calor. Por eso desde que empecé a correr, hace ya unos cuantos años, no he dejado de oír las mismas frases cada vez qume calzaba las zapatillas en épocas de temperaturas altas: "estás loco", "te va a dar una lipotimia"... ya sabéis. Seguro que os resulta familiar. No hace falta decir que ignoraba sistemáticamente las advertencias confiando en mi (teórica) experiencia y mis (supuestos) conocimientos sobre hidratación...
Pues bien: hace unos días sufrí un buen baño de humildad. Aprovechando que teníamos un sol espléndido y con una temperatura cercana a los 30ºC, se me ocurrió que salir a correr por la montaña, justo antes de comer, era una buena idea. Corrí durante cerca de una hora y sólo pude hidratarme hacia el final, aprovechando una fuente natural. Esa tarde, mientras trabajaba, empecé a ver borroso, cosa que solucioné como pude con una coca-cola y un chute de chocolate. Por la noche, mi temperatura corporal subió, aunque decidí ignorarlo. Al día siguiente tuve fiebre. Y, sobre todo, se me quitaron las ganas de volver a correr en esas condiciones.
Creía saber tanto que se me olvidó lo que sabe hasta un aprendiz: que las condiciones del cuerpo varían, y que hay que saber escucharlo.
Tanto si salimos a correr a horas suicidas (como un servidor) como si corremos a horas más prudentes, lo que está claro es que en verano hay que tener muy presente la hidratación. Esta tarde he releído el capítulo sobre hidratación de un libro que me parece muy recomendable. Se titula 'Cómo correr el maratón', escrito por Hal Higdon (corredor de 2h21' en los años sesenta, aunque el libro está publicado a mediados de los noventa). Higdon recuerda que el objetivo de la hidratación es mantener la temperatura corporal, y que por eso en condiciones de calor extremo es bueno no sólo beber, sino también tirarse agua por encima, ayudando así a acelerar el proceso de enfriamiento. El autor cita a un tal doctor Coyle para aportar dos datos: 1. Para los corredores populares, es aconsejable beber aproximadamente un litro por cada hora de esfuerzo (no sé vosotros, pero yo no creo haber bebido tanto nunca). Y 2: por cada litro de fluido perdido, aumenta en 8 pulsaciones la frecuencia cardíaca por minuto.
Esto último he tenido ocasión de comprobarlo corriendo a mediodía en días calurosos. Mi frecuencia cardíaca ha llegado a alcanzar o incluso superar las 170 pulsaciones en sólo 45 minutos de rodaje 'suave' (con calor, no hay rodaje suave que valga). En cambio, ese mismo rodaje a las ocho de la tarde se convierte en un placentero paseo a menos de 150 pulsaciones.
De cara al maratón o tiradas largas, el autor de este libro recomienda también comer, ya sea barritas energéticas, fruta o alguna otra solución. Aquí viene a decir eso mismo que yo olvidaba: que cada uno es diferente y el estómago de cada cual soporta cosas distintas. En resumen: los experimentos, mejor entrenando. En carrera, lo mejor es ir sobre seguro.
Y ante la duda, ya sabéis: caminar un ratito disfrutando de la brisa es algo muy saludable...

2 comentarios:

Abuelo Runner dijo...

Muchas veces cometemos errores de principiantes.. hace poco sentí en mis carnes.. lo mismo que te sucedió a ti ese día... yo fui hidratado, pero me mato querer llevar un ritmo alto.. lo pague caro por la noche.. tuve hasta temblores..

Blogger dijo...

Estás describiendo mis sensaciones. Es lo que tú dices: errores de principiantes. Supongo que lo bueno es aprender de la lección!