viernes, enero 27

Apreciado cuerpo...

Apreciado cuerpo:
Hace mucho tiempo que tenía ganas de escribirte esta carta. Ya sabes que tenemos una relación muy estrecha, y después de todo ya son muchos años juntos. Pero, qué quieres que te diga, a veces tengo la sensación de que nos comunicamos poco.
Desde hace unos meses te veo algo alterado. Es normal: ya sabes que estoy preparando el maratón, y los dos sabemos que a ti lo que te tira de verdad es la línea horizontal. Y las cervecitas. Y alguna que otra siesta de vez en cuando. Y una sesión de cine. Bueno, amigo, todo eso irá viniendo, pero no ahora.
Hace unas semanas te rebelaste contra la nueva situación: que si una lesión en el gemelo, que si un pinchazo en la rodilla, que si llagas en los pies... por no hablar de algún que otro resfriado fuerte o un dolor de muelas. ¡Me amargaste las navidades! Estuvo muy feo por tu parte. Yo te compré las mejores zapatillas para que los pies no sufrieran; te llevé a diferentes fisios para que te mimaran cuando lo necesitaban; te hice una plantillas a medida. Pero ya veo que no fue suficiente.
El domingo no te hizo mucha gracia que corriéramos 30 km. (reconócelo: ¡fue estimulante!). Y cuando viste que tras esa tirada seguíamos con los entrenos protestaste de nuevo. Este mediodía me has humillado haciéndome sufrir por un par de series de 4km a velocidad de caracol...
Así que te voy a proponer un trato. Un acuerdo entre amigos. Yo te voy a dar descanso mañana, voy a escuchar tus quejas y a tratar de complacerlas. Pero tú vas a correr 32 km el domingo. Y la semana que viene vamos a ir a tope, sin prisa pero sin pausa. Ya has hecho lo peor: cuatro meses luchando contra el instinto perro y miserable de parar. ¡Esto se acaba!

En resumen, amigo, vamos a llegar hasta el final. En unos días empezaremos a reducir kilometraje, ¡pero no ahora! Yo te prometo que el día del maratón te escucharé, estaré atento a tus mensajes. No te forzaré más de lo necesario. Vamos a llegar juntos a la meta. No te preocupes: descansarás los días previos. Y te daré buenas cargas de hidratos, y fruta. Hasta llevaremos geles para que tengas de donde comer durante la carrera (¿qué más quieres?).
Pero cuando en el km. 30 empieces a protestar, no te voy a hacer caso, quiero que lo sepas. Vamos a disfrutar juntos de Sevilla, de sus calles y de su gente. Trataremos de no pensar en otra cosa que en la meta. Querrás abandonar, caminar... pero eso, mi querido amigo, tendrá que esperar.
Mañana, descanso. Aprovéchalo: ¡el domingo vamos a pasarlo bien!

7 comentarios:

TRIRUNNER (Carlos) dijo...

fantástico ensayo... te aseguro que el día de la función, sereis buenos compañeros de reparto.
vamosssssssssssss!!!!!

Carles Aguilar dijo...

Espero y deseo que tu capacidad de sugestión surta efecto..!! Ya que lo que te espera el domingo no es nada reconfortante... Aunque espero que el pacto entre ambos llegue a buen fin....!!

Manuel Tintoré Maluquer dijo...

Dale caña y no cedas; mantente fuerte y no le escuches demasiado; su poder de convicción es muy peligroso; después de la maratón dale todos los caprichos que te pida, pero antes que se entere, y bien, de quién manda; un abrazo.

Jordi dijo...

Qué grande!, jeje. Suerte el domingo, menuda tiradita!!.

Abuelo Runner dijo...

Aureli estas preparando el cuerpo para librar la guerra "Sevilla", por eso haces bien en curtirlo en una y mil batallas... estoy seguro que al final te lo agradecerá, eso si siempre respetando al enemigo que también, sacara sus mejores armas a relucir.

Juan Pedro Macias Pingarrón dijo...

Espero que tu cuerpo acepte el trato que le propones. Quizás tengas que mejorarle lo ofertado, pero seguro que el acuerdo se cerrara y tu cuerpo sabrá comportarse el día del maratón.

Yolanda Pingüina Veloz dijo...

Desde luego que un cuerpo al que le han dedicado esta entrada debería darlo todo y sin rechistar en Sevilla. Muy buen, si señor. Suerte con lo que queda!